Ya ha pasado una semana desde que terminamos el segundo major del año, el US Open en el Erin Hills, recorrido ubicado en Wisconsin y que albergaba su primer torneo major profesional desde que fue inaugurado en el 2006, por lo que la USGA no sabía como iba a responder este nuevo campo y si los resultados al final de la semana sería demasiado buenos para lo habitual en el abierto de los Estados Unidos.
Al final el score para obtener la victoria fue de -16, realizado por el estadounidense Brooks Koepka y viendo lo ocurrido, oleadas de críticas y opiniones negativas hacia este campo, ya que al parecer no fue capaz de hacer sufrir a los golfistas como de costumbre en un US Open. Incluso Jack Nicklaus hablaba duramente contra Erin Hills sobre lo benevolente que había estado el campo durante esa semana.
Uno de los motivos por los que los greens de Erin Hills no se vieron tan duros y rápidos como de costumbre fueron las lluvias de principio de semana, pero en este artículo no me quiero centrar de la meteorología de aquella semana, hablaré de otro tema, el cual llevo tiempo dando vueltas y cuando terminen de leer este artículo espero haber hecho pensar a las personas que criticaron esta edición del US Open diciendo que fue muy sencilla.
Y para mostrarles mi siguiente teoría tiraremos un poco de historia reciente del US Open, concretamente de las últimas siete ediciones, en las cuales el campo había sido par 70 en las cinco últimas, en ellas ganaron con resultados totales de +1 (2012-Webb Simpson), +1 (2013 Justin-Rose), -9 (2014-Martin Kaymer), -5 (2015 Jordan-Spieth) y -4 (2016 Dustin-Johnson).
Pero ¿Qué quiero decir con esto?, pues que si se dieron cuenta, en esta edición del open de los Estados Unidos, el par del campo era 72, lo que significan 8 golpes prácticamente por la cara. Por lo que no hay que ser demasiado listo para ver que en las anteriores ediciones (par 70) se jugó más o menos igual, tal vez un poco más duro, pero si ponemos como par 70 Erin Hills el score de Koepka habría terminado en -8, menos bajo par que la victoria de Kaymer hace tres años en Pinehurt nº2, el cual se catalogó como un US Open de libro.
Con esta reflexión no quiero decir que el US Open del 2017 haya sido un año de los duros, ya que incluso existen ediciones de este evento que se gana sobre el par del campo, pero lo que no me ha gustado es ver lo comentado por algunas personalidades o medios importantes en el mundo del golf, sobre la sencillez de Erin Hills, sin darse cuenta que el par al final es ocho golpes superior a lo que últimamente se juega en el torneo organizado por la USGA. Dicho queda.