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El juego lento en el mundo del golf El respeto por los demás

UNITED STATES - MARCH 24: Tiger Woods reacts by throwing his club after hitting on the fifth fairway during the second round for THE PLAYERS Championship held at the TPC Stadium Course in Ponte Vedra Beach, Florida on March 24, 2006. (Photo by Michael Cohen/Getty Images)

Hola de nuevo.

A los jugadores amateurs nos hace mucha ilusión que llegue el sábado por la mañana y tener planificado un partido de golf con los amigos, no puede haber mejor plan. Pero no siempre jugamos con nuestros allegados, que nos entienden, nos respetan y nos aguantan, y es que si no conseguimos cuadrar la partida con ellos no nos quedará más remedio que jugar con quien nos toque.

A la mayoría de jugadores aficionados nos gustar con ocer gente nueva, es una de las grandes ventajas del golf, normalmente encajamos bastante bien con otros jugadores, nos sentimos entre los nuestros, y es que los golfistas somos en general buena gente, será porque tenemos asumidas las grandes dosis de humildad que requiere este deporte, y eso nos va puliendo.

Pero digo en general porque como ya sabemos, de todo hay por esos campos del mundo. Cuando jugamos con quien nos toca, intentamos sacar nuestro mejor juego, nadie quiere ser el paquete del partido, sobre todo entre extraños, de manera que seremos uno más, no nos meteremos en líos e iremos al ritmo del resto. ¡Son mis buenos propósitos!

Y comienza la partida.

—Vaya, parece que uno de los jugadores se toma su tiempo para realizar la rutina pre golpe.

—Pienso para mí.

Al resto de compañeros no parece afectarles, van sonrientes y hablan entre ellos mientras esperan a que el golpe del que no tiene ninguna prisa sea ejecutado.

En el quinto hoyo empiezo a sentirme algo inquieta, veo a la partida de detrás que nos esperan de mala gana, están parados mirándonos y no parece que les guste lo que ven: El lento de mi partida está detrás de su bola sin el guante, mirando al horizonte, con el hierro extendido hacia el objetivo y todavía le queda hacer como cinco swings de prácticas, amén de mirar a través del medidor láser… se me hace eterno.

Por fin acabamos el hoyo, el siguiente es un par 3 y sugiero tirar y marcar nuestras bolas para ceder el paso a los de detrás, pero me dicen que no, que vamos a buen ritmo. La partida se convierte en un suplicio, tanta espera me saca mentalmente del juego. Los jugadores que vienen detrás, desesperados, nos han pedido que les cedamos el paso, pero mis compañeros de juego no están por la labor, —El paso no se pide, se da —dice molesto un compañero de mi partida.

Dirigiéndose hacia nosotros veo el buggie del Marshall, nos da un toque de atención, debemos apresurarnos o ceder el paso. Mis buenos propósitos de adaptarme a los nuevos compañeros se van al traste, no consigo sentirme cómoda, sobre todo porque también afecta a mi juego.

El juego lento hace mucho mal a nuestro querido deporte, al margen de las reglas también se deben poner en práctica el sentido común y el respeto hacia los demás. Me ratifico en pensar que los golfistas en general somos buena gente, aunque a veces se nos pase por alto que nuestro comportamiento pueda llegar a ser decisivo para que el resto de compañeros también disfruten.

Afortunadamente esto no ocurre siempre, al contrario, lo habitual es disfrutar de una partida de golf habiendo conocido gente nueva con quien querer volver a repetir.

Hasta la próxima.