Ayer conocíamos una triste noticia, un atentado suicida en el principal aeropuerto en la ciudad turca de Estambul, concretamente en la parte europea de la ciudad. La policía identificó a dos de los tres sospechosos de la masacre, uno de ellos abrió fuego con un Kalashnikov a las puertas del control de seguridad, mientras que otro terrorista activó la carga explosiva que llevaba encima.
Esta desgracia se cree que ha podido ser obra del grupo terrorista del ISIS, con un balance final de 41 muertos y 239 heridos, de los cuales trece eran extranjeros. Las cifras de muertos en estos últimos meses a manos de atentados terroristas tanto del ISIS como de los nacionalistas Kurdos asciende a 250 muertos en Turquía.
El primer ministro turco mencionó en el gabinete de crisis que los tres terroristas llegaron al aeropuerto en taxi. En este mismo gabinete convocado por el gobierno del país se han cerrado todos los accesos a la terminal, aunque todos los vueltos que llegaban a Estambul han estado aterrizando con “normalidad”.
Se cree que este ataque terrorista puede haber sido provocado en respuesta a la reciente reconciliación entre Turquía e Israel, que publicaron esta misma semana sus intenciones en recuperar las relaciones diplomáticas.