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Diferencias entre el golf de hombres y mujeres

Tenemos que aprender a aceptar la diversidad cuando jugamos al golf.

¡Hola amigos!

Todos sabemos que los inicios del golf se forjaron en el seno del género masculino, el cual tenía plena potestad en todos los ámbitos de la vida de aquella época y posteriores, quedando la mujer relegada a las tareas atribuidas al suyo. Pero no voy a entrar en este tipo de análisis, y menos con corte feminista, ya que abogo por la verdadera igualdad de derechos y obligaciones sin ningún tipo de distinción. La consecuencia es que nuestro tan amado deporte todavía tiene reminiscencias de antaño, algunas buenas y otras no tanto, de ahí que sea a veces tan criticado.

Entre las buenas yo destacaría las normas de cortesía, que para la época que vivimos el golf se ha convertido en una especie de reducto en el que el respeto durante el juego es recogido por las propias reglas que lo rigen, enseñándonos valores tan poco apreciados en estos tiempos como el honor y honestidad.

Pero las sociedades avanzan y sin menospreciar la esencia de este deporte hay aspectos que  deberían de actualizarse en pro de esa igualdad que mencionaba antes.

El ejemplo más claro por discriminatorio es que todavía exista algún club que no permita el acceso a mujeres, algo que esperemos desaparezca lo antes posible. El resto son pequeñas cosas que, a veces generan debates en los que no es fácil llega a consenso.

Las damas salimos desde las barras rojas, no es discutible, ya que si lo hiciéramos desde otras seríamos descalificadas en torneos, a no ser que la normativa de un torneo concreto especificara otra cosa.

Cierto es que las mujeres, en general, no tenemos la misma fuerza que los hombres, ni la potencia, ni otras características físicas como para equipararnos, por ejemplo, en un golpe de drive con los hombres, aunque supongo que contamos con otras habilidades…

Sin embargo, en partidas y torneos mixtos las féminas nos tenemos que acostumbrar a chascarrillos acerca de las ventajas que tenemos a la hora de jugar frente a los varones: —Si os llegan a poner más adelante las barras rojas directamente podríais tirar con el putt, jejeje —refiriéndose a que las barras rojas están muy adelantadas en comparación con las amarillas.

Por supuesto ninguna mujer nos ofendemos por ello, pero es cierto que, a juzgar por la gran cantidad de ocasiones y de hombres a los que oímos esto, da la impresión de que tras el comentario subyace un sentimiento de desventaja de los hombres respecto a nosotras, desventaja no real, ya que, aunque es cierto que salimos más adelantadas, a la hora de competir tenemos algún golpe menos de ventaja, es decir, lo que nos regalan por un lado, distancia, nos lo quitan por otro, golpes. Ignoro si así la situación queda compensada.

Lo que sí puedo decir es que me gusta tener la distinción de Dama, ya nadie nos llama así, y me gusta que se tengan deferencias por el hecho de ser mujer, en la medida de mis posibilidades yo también las tengo con ellos, ya que la galantería no debería de quedar nunca en desuso, ni estar reñida con la igualdad.

También me gusta jugar con caballeros, asumo nuestras diferencias y las acepto encantada de disfrutar de la diversidad, sólo espero que a los señores les suceda igual con nosotras que salimos de barras rojas, con o sin chascarrillo.

¡Hasta la próxima!

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